Pedo 1
Esa noche tenia siete cervezas encima las cuales le habían otorgado la razón en cada uno de sus argumentos, ella esperaba un silencio y las lanzaba a manera de mísiles subiendo el tono, moviendo las manos.
Lo que quería realmente era subirse a la mesa, sentirse bien, poder tener rabia con certeza. Estando allá arriba patear una que otra botella, sentir su mano arrancar unos cuantos cientos de pelos y que todo la escena este correcta. Lo que ella quería es que sus tripas sean políticamente correctas para no tener que estarse censurando, que cuando sus dientes hagan sangrar a otra persona alguien se pare a aplaudir por su hazaña. Quería ver hasta donde podía meter el dedo índice en el ojo del que estaba al frente, depilar al de a lado con saliva, raspar infinidad de veces entre los dedos del de la izquierda hasta descubrir algún hueso, presentarse ante dientes rotos por ella misma, rotos de una forma asimétrica, abrazar una cabeza y girarla hasta que no este sostenida del cuello del propietario, usar los dientes para destapar los dedos de las uñas. Que la sangre sea razón.
Y sin embargo se levanta pregunta donde esta el baño, camina estratégicamente, entra, se lava la cara y sonríe.
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