<"DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> Sin Imprenta: PARALEPSIA (Escrito por Anónimo)

11/04/2004

PARALEPSIA (Escrito por Anónimo)

Bebo un sorbo de agua mineral mientras trato de averiguar qué parte de la fórmula ocasionó el error que me echó a perder una impresión de más de 30 hojas, llevo intentándolo los últimos 90 minutos. Tengo que terminar este cálculo esta misma noche e imprimir varios ejemplares para la reunión de mañana. Estas reuniones mensuales se están volviendo un verdadero castigo, la cara del Presidente del Directorio muestra en cada sesión un incremento exponencial de ese deseo casi obsesivo de hacer rodar mi cabeza ante los aplausos de todo el Directorio, me temo que la reunión de mañana será la más difícil de todas. Aunque perder este trabajo me importa ya muy poco, no quiero salir caminando de esa sala con una mano adelante y otra atrás. ¡Mierda! otra vez escucho ese ruido, y aún no he encontrado el error en la puta fórmula, la pantalla del computador empieza a alejarse mientras mi cuerpo experimenta una sensación similar a aquella que te provocan las bajadas en una montaña rusa, creo que mi nariz está sangrando, puedo sentir claramente que mis fosas nasales están más abiertas, paso mis dedos por ellas pero no hay sangre. Es casi como si se hubieran disparado varias alarmas dentro de mi cabeza al mismo tiempo, una parte de mi cerebro le dice a mi cuerpo que debo moverme rápido, que debo gritarle al computador tirar todo lo que tengo enfrente, abrir un hueco en la pared y salir corriendo hasta terminar bajo las ruedas del primer auto que encuentre. Pero otra parte de mi cerebro, tal vez aquella que da cabida la razón, me dice que no hay motivos para ello, que esto ya me ha pasado antes, que cuando me concentro demasiado frente al computador los impulsos luminosos de la pantalla desencadenan esta sensación irracional. Mi cerebro interpreta que mi cuerpo se está moviendo en cámara lenta, se supone que con toda esta excitación debería estar peleando con alguien o huyendo de algo, pero con el tiempo he aprendido a controlar estas sensaciones. Unos minutos de descanso lejos de cualquier fuente luminosa son suficientes para que mi mente supere la crisis y vuelva a estar sincronizada con mi cuerpo. He apagado las luces y el computador, ahora cierro mis ojos y me inclino hacia atrás sobre la silla mientras pienso en las palabras del Neurólogo, según él estas crisis ocurren en ciertos casos de epilepsia, las voces dentro de mi cabeza y yo hemos decidido llamarlas “paralepsia”, palabra inventada en una de tantas sesiones de relajación post crisis y que significa crisis epiléptica de paranoia. En estos minutos de descanso a oscuras me doy cuenta que el error no estaba en la fórmula sino en el ingreso de datos, me faltaban las cifras de una de las Divisiones de la Empresa. El Directorio no verá rodar mi cabeza en la reunión de mañana, al menos no por un error en mis reportes. Mientras las hojas salen de la impresora pienso que será mejor no contarle a nadie que estas crisis de paralepsia son cada vez más frecuentes. No quiero pasar el resto de mis días mirando por una ventana sentado en pijamas y con una estúpida sonrisa conseguida a punta de fármacos. Mientras tenga un pedacito de cerebro que no se afecta cuando ocurren los cortocircuitos neurológicos, unos minutos a oscuras bastarán para mantenerme más o menos cuerdo.

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