¡AHH… los cuarenta!
Procurare simplificar el asunto, tantas cosas se puede ser a los cuarenta años. Pero ser una mujer cuarentona implica un mundo de lugares comunes que usare sin pudor.
Conozco muy pocas mujeres que les ha llegado la menopausia a los cuarenta sin embargo basta con tenerlos para que todos los insultos de Hija de puta, india de mierda y el dedo, simbología divina, del trafico sean reemplazados por un condescendiente ¡vieja menopausica! Además que cualquier queja que una tenga no sea más que la expresión de muchas hormonas en desacuerdo, cualquier lágrima queda desarmada con semejante sentencia. Este mito debe ser eliminado.
Ahora las mujeres de cuarenta son mujeres, y las de veinte somos no-vírgenes, solteras, en alguna discoteca, con algún libro medio escrito, sin ningún premio. No es nostalgia de aquellos tiempos cuando a los veinte eras una mujer casada con algún apellido rimbombante esperando tu primer hijo. Sino que nosotras las que estamos en los veintes no hemos sido liberadas del espectro de la esperanza.
Porque sí, a los cuarenta años la certeza que tengo es que la batalla estará perdida, al menos eso dicen las mujeres cuando cumplen cuarenta, he sabido de mujeres que a los cuarenta han ido al psicólogo para aguantar la idea, he sabido de otras que ni les importa. Esto lo digo muy a pesar de que si se puede encontrar amor o no a los cuarenta, a pesar de la búsqueda, la batalla ya es otra, el amor, me imagino yo debe ser algo mas lúdico, aun en el dolor.
Tener cuarenta años debe ser bomba. Es mucho más divertido ser la Sra. Robinsón que ser la bella durmiente (ella tenia veinte o tenia quince). A los cuarenta queda garantizado que ningún Gil te va a venir a rescatar, se habrán extinguido completamente los príncipes azules. Y las novelas de Corin Tellado ya no se trataran sobre ti. Serás por fin una mujer a los cuarenta.
Y eso de ser mujer dicen que tiene sus ventajas.
El problema radicaría en la estabilidad, tendrías que ser estable a los cuarenta, y pedirle eso a cualquier persona me parece abominable, yo, por ejemplo, no me puedo imaginar teniendo hijos peor aun, ha pasado que se tiene cuarenta y se tiene nietos. A mi el hijismo no se me puede ir ni en imaginación, no me puedo concebir no siendo la hija de alguien, por que eso sostiene todas mas disfuncionalidades que me hacen sentir rara y chévere y que me perdona a mi misma cuando hago alguna estupidez.
Veo esas mujeres liberadas en sus cuarentas, esas mujeres a las que nosotras les hemos sido tan ingratas, ellas que quemaron sus sostenes, fueron a la universidad con puros hombres, se tomaron las pastillas primeritas, nosotros hoy hacemos todas esas cosas como que si las hubiésemos tenido siempre. No reconocemos nuestros próceres, es más cuando compramos un libro de ellas nos burlamos, pero en el fondo sentimos envidia, de las cuarentonas que si son mujeres, que si tienen historia, y cicatrices muy notorias.
No todo es gloria. Lo que si es cierto es que tener razón llega con el tiempo.
Así que cuando cumpla cuarenta años, me haré una fiesta, como la que se hizo mi madre, que tenga como consigna mis segundos veinte años. Me emborrachare y me llevare a un jovencito a la cama (o me inventare que el panzón de mi marido de ese tiempo es un jovencito) procederé a tener mejor sexo del que podría tener ahora. Y al día siguiente no terminare ninguna historia, pero tendré el derecho de comenzarla porque como dicen, uno empieza a vivir a los cuarenta.
De pequeño me enseñaron a querer mayor
de mayor voy a aprender a ser pequeño
así cuando cometa otra ves el mismo error
quizás no me lo tengas tan en cuenta.
De Mayor, Bumbury
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