chicle sin sabor
No quiero ser anecdótica, pero esta experiencia es la que me hizo pensar en lo más cercano a fe que he experimentado en mi vida.
Yo la verdad es que no se si exista Dios, no me hago problema con eso, porque si existe, chévere y si no existe nunca lo sabría. A veces cuando las cosas se me ponen complicadas la dicotomía en mi nace. Y dudo, pero siempre dudo de todo y ya me estoy acostumbrando.
Como hoy por ejemplo me encontré regresando a Guayaquil desde una comunidad que queda por Mocache (Quevedo) con menos de un cuarto de gasolina y con un dólar para el peaje. Apreté, apreté bien fuerte, para que el tragón de mi carro no practique su bien conocida angurrenteria, para mi apretar es lo mas cercano a tener fe.
Cuando uno va a mas de cien y se encuentra con una curva muy cerrada y se abraza al volante y cierra los ojos y desaparece y deja al azar que el carro se estrelle contra el bus que viene en la otra vía. Eso creo yo que es fe.
Y hasta el mas ateo aprieta díganmelo a mi.
Que cuando a uno le dicen al final de la operación del tercer cáncer de su papa, que todo había salido bien que ya no se preocupe, dice uno con casi ninguna lagrima en la cara, -no, si aquí no pasa nada, de esto ya nos estamos acostumbrando.
Sin ponernos en el ámbito religioso, pregunta abierta, cuando se dejan al azar ¿en que piensan?.
Sin misticismo, sin imprenta, sin miedo a equivocarse.
Mientan con confianza
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